Es una pieza de la historia de Galicia inexplicablemente desconocida, incluso para los tratadistas orensanos. La necesidad de descubrirla requiere una extensa nota histórica. Alcázar es una influencia mozárabe (del árabe " Alqsar", fortaleza o palacio real); y Milmanda equivale a milano (del latín "milvus") por asimilación de montes fortificados y aves de presa. Tan sonoro es el nombre como bello el emplazamiento, verdadero paisaje de novela caballeresca.

Enrique II confiscó Milmanda a Yáñez de Parada. Más tarde casó con una hija de Fernando I de Portugal a su hijo bastardo don Fadrique, lo nombr6 Duque de Benavente, y creó para él un dominio territorial con el Bierzo, Sanabria, Monterrey, Allariz y Milmanda. Don Fadrique armó tales alborotos contra el rey, la mitra y todos los poderes, que su hermanastro Juan I lo hizo apresar en 1383. Con ello volvió Milmanda a plena pertenencia de la corona, y siguió una época tranquila aunque con algunos alborotos señoriales, como el que provocó Pedro Díaz de Cadórniga en 1441.Igual que Allariz, Juan 11 cedió en 1446 Milmanda en señorío a los Pimentel, condes de Benavente. En 1448, y por la cuestión de don Alvaro de Luna, yerno de Pimentel, ordenó a don Pedro Alvarez Osorio, encomendero de Orense, que les arrebatase las fortalezas, lo cual costó muchos combates, y no se consiguió hasta 1453; es decir que Milmanda tuvo guerra en sus propios muros durante cinco años.

Juan II murió en 1454, y su hijo Enrique IV devolvió los castillos a los de Benavente. La posesión de Milmanda por éstos, sirvió para que el castillo fuese atacado y destruido por los Irmandiños, ayudados por el pueblo., y después de la derrota de 1475, los vecinos tuvieron que reconstruirlo. Por ser cabeza de jurisdicción importante, no entró en los que los Reyes Católicos no dejaron volver a levantar.

Los Benavente pusieron por alcalde mayor del castillo y tierra de Milmanda y merino de toda jurisdicción, que contaba más de 4.000 vasallos, al célebre señor de Vilardecás, Francisco Feijóo Sotelo. En la antigua jurisdicción portuguesa de Melgazo condenaron a la horca a un hidalgo de la de Milmanda. Feijóo, con cuarenta hombres armados "rompió" la cárcel y rescató al preso, peleando.

El Duque de Braganza puso en pie de guerra a seis mil hombres, y el conde de Benavente a otros tantos; esto era el principio de una guerra peninsular, que aquietaron los propios reyes de Castilla y Portugal con la condición de que Feijóo dejase el mando de Milmanda. Los Pimentel lo llevaron a Castilla como alcaide del castillo del Portillo, y en 1487 era teniente de Milmanda don Juan Pimentel, hermano del Conde. En 1527 los señoríos de Allariz y de Milmanda pasaron al marquesado de Viana, en la persona de don Pedro Pimentel; y más tarde a sus sucesores los marqueses de Malpica.

En 1550, según el Licenciado Molina, Milmanda era una de las principales y más prósperas fortalezas de Galicia. Milmanda recuperó plenamente su misión de frontera en las dos guerras hispano-portuguesas de la Edad Moderna: la de separación iniciada en 1641, y la de sucesión en 1701. Las alternativas fueron muchas, pero en agosto de 1701 los portugueses atacaron furiosamente Milmanda y los defensores se vieron obligados a refugiarse en Celanova. En el contraataque, las tropas españolas vencieron a las portuguesas cerca de Acebedo, que es tanto como decir cerca de Milmanda. Los portugueses repasaron la frontera y parece que no volvieron a amenazar seriamente al castillo.

El castillo, originado seguramente en una ciudad castreña, lo poseía desde el X, con valor jurisdiccional, el monasterio de Celanova. Debió de pasar a la corona en el primer tercio del XII con motivo de las guerras de separación de Portugal. Entonces recibió su construcción definitiva de fortaleza, pero no quedó constancia de la intervención que tuvo.

Alfonso VII dio Milmanda a Sancho Eanes, cuarto hijo de Fernando Eanes, gran capitán de aquellas guerras, y su historia desde esta época es correlativa con la del castillo de Allariz. En junio de 1199, Alfonso IX concedió Fuero a Milmanda, referido al de Benavente, donde fue expedido. En él se señalaba un extenso alfoz, entre el Arnoya y la que quedaba como frontera definitiva con Portugal.

En fecha indeterminada, Alfonso IX forzó la repoblación de Milmanda por parte de los foreros de Celanova, y en esta disposición resulta equiparado el concejo de Milmanda con los de las demás poblaciones reales; de éstas tienen Fuero Real conocido Allariz, Ribadavia, Castro Caldelas y Milmanda. De Alfonso IX sólo está documentada una visita, en 1213. El mismo rey incluyó Milmanda, en 6 de enero de 1217, entre los castillos que constituían la dote de sus hijas del primer matrimonio, Sancha y Aldonza, dote falsamente tenida por creación de un reino de Galicia, y dirigida en realidad a que no pudiese reinar aquí su hijo Fernando III; la madre de éste doña Berenguela redimió la carga.

El 22 de abril de 1232 estuvo 'Fernando III en Milmanda, y en el mismo mes confirmó las disposiciones de repoblación. Alfonso X declaró exentos de portazgos a los vecinos de Milmanda. Sancho IV confirmó el' Fuero de Alfonso IX, el acuerdo en un pleito con Celanova, y la exención portante como las demás de realengo ya citadas. Detalles que lo revelan son la existencia de Leprosería y de la feria del 8 de cada mes, ya perdida en el tiempo, cuyas franquicias la hacían un mercado histórico.

En las guerras por la corona de Pedro I era señor de Milmanda Suero Yáñez de Parada y alcalde mayor Payo de Araújo. En 1366, Juan Rodríguez de Biedma se alzó por don Enrique con las fortalezas reales. Derrotado Biedma por los leales a don Pedro, que mandaba el cuñado de éste don Fernando de Castro, ocupó las tenencias de Allariz y Milmanda Men Rodríguez de Sanabria, que con don Fernando y Yáñez parada acompañó a don Pedro en el itinerario que terminó en Montiel. Yáñez y Men lograron fugarse, y trajeron a Galicia las nuevas. Yáñez y Araújo se exiliaron a Portugal, y se pusieron al servicio del yerno del rey asesinado, Fernando I, a quien Galicia reconoció por sucesor. Fernando I, con el apoyo de la nobleza gallega puso su corte en Milmanda en mayor de 1369, y ocupó las ciudades gallegas; y aunque Enrique envió las Compañías Blancas, es probable que la base de Milmanda se sostuviese hasta 1372 en que terminó esta fase de guerras.

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